Recuerdo aquella joven ecuatoriana, Leila, vendedora en la panadería de mi barrio. Un día me declaró que “aquí en España muchas veces los clientes ni saludan, ni dan las gracias, ni nada…”.
En la gestión de tiendas, buscamos resultados destacados con personas que también sienten y resienten el entorno.
Y a ti, ¿qué te parece; se puede, y es bueno, educar al cliente?
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