Una buena amiga mía, Chrystèle, me contaba su experiencia con un Coaching equino. Y la verdad es que la impresionó mucho… Os explico.
Su coach Diane le había pedido que hiciera avanzar el caballo. Primero dirigió el «látigo» hacia el cuarto trasero del animal, pero el animal no se movió. Ante esto, volvió a hacer el movimiento con más fuerza, pero el resultado no fue mucho mejor. ¿Qué pasó? Pues que se encontraba demasiado cerca del caballo, había invadido su ‘burbuja personal’.
A la tercera, cuando se colocó a la distancia adecuada y en postura de autoridad, el caballo recorrió por primera vez una vuelta entera del recinto.
Al final del ejercicio, su coach le pidió que se arrodillara en posición de humildad para que el caballo se acercara sin pedírselo. «¿Vendrá el animal? Funcionará esto conmigo?». Pero el caballo, indiferente, no se movió. La coach Diane le animó a ponerse en situación de humildad, de servicio, de abandono… Cuando se conectó a ese estado interior, Chrystèle escuchó entonces un paso y luego otro en el suelo: el caballo se acercaba. ¡Qué emoción y qué recompensa!
Y es que el caballo tiene detectores sensoriales mucho más desarrollados que los nuestros; puede, por ejemplo, sentir a distancia un cambio en nuestro ritmo cardíaco. Decide si puede confiar en alguien o no según lo que siente su interlocutor. De la misma manera, tiene un gran sentido de la autoridad y de la jerarquía. El caballo es como un espejo que no miente, pero que refleja nuestro miedo.
Enseñanza
Nosotros, los seres humanos, compartimos con nuestros primos mamíferos esta ‘burbuja’ – este espacio si se prefiere- que hace que nos sintamos confiados o desconfiados. Es la proxémica.
Una periodista de una revista de cosmética me pedía esta semana durante una entrevista un buen consejo para vender a un cliente extranjero. Naturalmente me referí a la «burbuja del comercio», con la que el vendedor dejará más distancia si el cliente es escandinavo o japonés, y se acercará más si procede un país más cálido, como los del Mediterráneo.
Entrar en la burbuja del caballo requiere confianza, humildad, disponibilidad, y sobre todo no agresión. Como manager, si queremos que el otro actué según nuestro deseo, debemos ser capaces de suscitar su inteligencia, entrar en relación, calmar nuestro ritmo cardíaco, dejarle espacio para que nos sorprenda… y maraville.
El espacio de 9 metros que deja el caballo constituye un espacio sagrado en el cual la energía circula. ¿Es pues la la revelación y la estabilización del ritmo cardíaco la clave para el dominio del manager sobre su clientes? Entenderá ahora por qué nuestros colaboradores CapKelenn, ejecutivos de la distribución, directores de redes, de regiones, encargados de tiendas… tendrán que pasar esta experiencia del caballo para conseguir el nivel 2 de la certificación Retail Coaching a partir de octubre de 2015.
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