11:15h… lago de la Casa de Campo – Bar Urugallo Madrid.
Los padres (y madres) de familia han dejado su progenitura durmiendo para ir a correr desde las 9h y ya se han dado su vuelta: 10km, 15km o 24km cuando se prepara una maratón. En total entre 5 y 20 personas en la barra, obviamente, todos impacientes por recargar baterías. En la barra está Marcelo, “el Messi del café con leche”, “el Cristiano Ronaldo de la barra”.
Un cliente grita: “un Café con leche con leche templada y tostadas de mermelada”;
y otro: “zumo con croissant”,
y otro más “aperitivo con caña y un pincho de tortilla , y al lado un vaso de agua del grifo… por favor”.
Desde la máquina de zumo Marcelo repercute una sola vez a su compañero: “café con leche”. El compañero le escucha y en el torbellino de la barra al minuto… en breves instantes te llega tu pedido… correcto.
¿Por qué Marcelo y sus compañeros son unos cracks con desempeño excepcional?
- Oído entrenado: Marcelo ha entrenado su oído para distinguir entre 20 voces, conectar en pocos segundos de forma concentrada con una persona para entender su pedido, trasmitir su presencia, su energía. El comercio requiere de personas dotadas para la escucha, y entrenadas.
- Memoria exacta y numérica: a los 5 minutos de servir un pedido, Marcelo recuerda el pedido de cada uno y es capaz de calcular de cabeza el importe. El buen vendedor, el tendero, domina los números.
- Ritmo biológico altísimo: el comercio se vive de pie. Es un reto deportivo y físico. Por lo menos del mismo calibre que los colegas corredores. Marcelo no agacha los hombros hacia adelante como se ve en muchos comercios; no resopla. Marcelo “envía” energía, irradia su energía positiva.
- Buen humor: en esta gestión de energía, le ayuda su buen humor comunicativo. Hasta entre 2 cafés con leche, puede cruzar su mirada azul, y disparar una broma, una buena frase. Trasmitir su alegría de estar “aquí y ahora”
- Misma frecuencia con los compañeros: todos vibran a la misma velocidad y buen humor, como si de una orquesta se tratara, van al unísono todos. A un ritmo “acelerado”
- Concentración máxima: Marcelo está a lo que está. Está híper concentrado. Vi como una amiga-clienta entraba y le quería saludar: él lo hace en 2 segundos, y con intención. Marcelo da lo mejor de sus posibilidades cognitivas, kinestésicas, emocionales, intelectuales en servir cafés con leche….
- Tradición: a veces queremos reinventar, innovar, y muchas veces viene bien atenerse a la tradición. Marcelo lleva el uniforme tradicional del camarero; una chapa metálica con su nombre. Todo un señor.
Monsieur Marcelo; ¡ Chapeau ! Nos vemos el domingo… para otro recital, maestro!
Comentarios
Deja un comentario